Español

Ayer fue un día de mucha nostalgia para toda la familia, pues se cumplió un año de la partida física de nuestro amadísimo Charlie, motivo por el cual hoy quiero rendirle un sentido homenaje, con esta publicación en #HivePets. Una comunidad con la cual me he sentido acompañada en todo lo que a mis mascotas se refiere, a la vez que me facilita poder drenar los sentimientos encontrados que hoy me embargan, como son la felicidad que me produce recordarlo, la tristeza de sentir su ausencia y la extraña sensación que me acompaña por la cercanía de esta fecha con el significativo y siempre celebrado Día del padre. Porque además, nuestro Charlie, se marchó repentinamente el año pasado, justo el día del padre, cuando en familia nos encontrábamos todos reunidos celebrando esta importante fecha y jamás nos imaginamos que ese día culminaría así.

Como Charlie ya estaba viejo y era un perro rescatado de la calle, a ciencia cierta no sabíamos su edad, calculábamos que por su permanente cansancio y el deterioro que presentaban algunos de sus dientes que debía tener unos trece años, lo que ya era un indicio del corto tiempo que le quedaba por vivir, sin embargo, todos en casa teníamos la esperanza de que durara unos cuantos años más. Por eso nos aferrábamos a la idea de que quizás era más joven.

Fue un gran amigo y compañero que, en el corto tiempo que estuvo en mi casa, aproximadamente unos dos años, se ganó el amor de toda la familia de una manera tan intensa que parecía que hubiera estado con nosotros desde siempre. Era un perro sumamente cariñoso, poseedor de una dulzura que yo jamás había percibido en ningún otro perro, cuestión que me llevó a pensar que se trataba de un ángel en la Tierra.

Desde muy pequeña tuve mascotas que fueron muy queridas, que también fallecieron. La mayoría de los casos, fue de acuerdo con sus esperanzas de vida, salvo un pastor alemán que fue atropellado por un carro. Todas fueron partidas que me entristecieron inmensamente y aunque esas mascotas quedaron sembradas en mi corazón, sus partidas se consolidaron de otra manera. Sucede que con Charlie, este proceso ha sido muy distinto, pues él sigue presente como si estuviera vivo.

En casa a cada momento hacemos referencia de las costumbres que él tenía, así como de lo que les enseñó a nuestras otras mascotas, Kyra y Perseo, quienes fueron sus alumnos estrellas y a quienes no se les olvida ninguna de las clases que Charlie les dio. A cada rato nos dan demostraciones de ello, haciendo cosas como, la forma en que tocan la puerta para que los dejemos pasar a la casa, la manera de echarse, esto entre otras costumbres que fueron enseñadas por Charlie y que modificaron sus conductas.

Me ha costado mucho acostumbrarme a que él no esté presente. Sin embargo, he aprendido a conformarme con percibir su presencia, aunque esto parezca una locura, me alivia pensar que su espíritu continúa a mi lado. A veces cuando estoy sola, cierro los ojos y lo imagino cerca y lo veo acercarse a mí con su hermosa sonrisa, otras veces los veo dormido a mis pies o acostado boca abajo con su cabeza levantada observando todo lo que hacemos. Son recuerdos que quiero que nunca desaparezcan de mi mente, por lo cual los reafirmo diariamente, pues me siguen trayendo paz, armonía y felicidad, aunque ya él no se encuentre físicamente a nuestro lado.

Sueño con volver a tener un perro como mi Charlie, pero mi hijo me dice que eso no es tan sencillo, que todos los golden no son iguales y que podría llevarme una decepción, si lo que busco es sustituirlo por otro perro, pensando que este sería como él. Sé que mi hijo tiene toda la razón, que se trata de un imposible, que cada perro es único e irrepetible y que solo debo sentir un profundo agradecimiento a la vida por haberme permitido conocer y vivir intensamente con mi Charlie, durante el tiempo que esto duró y esto es lo que hago todos los días del mundo.

Hasta acá mi publicación acerca de este día que estuvo dedicado a mi eterno Charlie. Me despido dándoles las gracias por haber llegado hasta aquí y de esta manera haberme acompañado en mis sentimientos. Desde acá les envío un gran saludo, hasta una nueva oportunidad en que les traiga otra historia de la vida con mis mascotas. Chao, chao.