¿Puede la lectura de un texto influir sobre nuestro estado afectivo? Literatura & Psicología

ESPAÑOL

Recuerdo aquel domingo, un día antes de presentar una exposición para la asignatura de castellano en cuarto grado. El libro que le correspondía a mi grupo, por azar, era el de Crónicas de una Muerte Anunciada. Un libro, debo decir, muy fácil de leer, interesante y adictivo. Sin embargo, fue la primera vez que presencié una relación que más tarde entendería:

Algún tipo de literatura -> afectación mental -> afectación física.

De ese domingo recuerdo fuertemente las palabras "tripas" y "sangre". También el calor qe se narraba en el texto, muy similar al calor que sentía en mi casa en la Niquitao. Mientras más me acercaba al final del libro, más sentía la sensación de querer vomitar. Me imaginé a mi misma con las "tripas" en las manos y me sentí terriblemente mal. Quizás también tenía la presión de que sí o sí debía terminar esa lectura, aunque no quisiera, porque al día siguiente tendría la evaluación. Me dio fiebre, dolor de estómago, y unas terribles ganas de llorar, del malestar físico y mental.

"Te enfermó ese libro" Me dijo mi mamá.

Una sensación similar, pero diferente al mismo tiempo, la tuve antieranoche, mientras leía "Mi año de descanso y relajación" de la autora Ottessa Moshfegh. Es un libro que retrata vívidamente la depresión, la pérdida de sentido de la vida y la adicción a pastillas para dormir. Es un libro que he llevado muy lentamente, solo he sumergido la punta de los dedos de los píes y no todo el cuerpo, pues sé que anímicamente puede llegar a afectarme si lo leo de una sola sentada. Lo estaba llevando bien y con calma, hasta que, en algún punto, la protagonista empieza a describir su situación de desespero por querer dormir y no poder hacerlo. Entonces mezcla tres fármacos, menciona las dos películas que ve, y luego combina dos fármacos más, y ve tres películas y le llega el amanecer y así narra cómo se termina un frasco de pastillas. Me desesperé, sentí como todo mi cuerpo se cargaba de estrés, sobre todo, porque leí este fragmento justo antes de dormir, a media noche. Tuve que soltar el libro de una vez.

¿Puede la lectura de un texto influir sobre nuestro estado de ánimo?

En pocas palabras, sí. Como cualquier información que recibimos a través de nuestros sentidos, nuestro cuerpo recibe, procesa y reacciona, pero no para todos será una misma experiencia. El umbral de dolor, los niveles de empatía, la poca o mucha sensibilidad a ciertos temas, características propias como los escrúpulo/asco serán solo algunos de los diferentes factores que sumados entre sí generan respuestas idiosincráticas en cada individuo.

Quizás surja la duda de cómo no ser capaces de diferenciar el mundo ficticio del mundo real. Yo pienso que para disfrutar de un libro o de una película hay que creerse que lo que está sucediendo es en serio. Y, en ese sentido, como si le estuviese pasando a un conocido o a alguien de la vida real, podemos vernos afectados por lo que padecen los personajes. Miren como aquí entra otra variable importante, y es la incredulidad.
Lo cierto es que, como seres humanos, las cosas que realizamos en nuestro día a día pasan por un procesamiento mental, y como he mencionado en anteriores publicación, siguiendo la teoría Cognitivo-Conductual: Los pensamientos afectan las emociones, y estos, a su vez, las conductas. Leer un texto, analizarlo y pensar algo en referencia a eso, puede afectarnos anímicamente.

Otra pregunta es cómo hacen entonces los profesionales que trabajan con temás legales, éticos, de salud, forenses. Esto definitivamente da para otra publicación, pero en efecto, ciertas profesiones requieren de ciertas características de personalidad. Y quizás también valga la pena diferenciar entre trabajar (uniformarse, metafóricamente hablando) y disfrutar de un hobby (leer, ver una película, una obra de teatro). Insisto, lo segundo, para disfrutarlo, requiere de adentrarse a un mundo irreal (que no siempre es tan irreal como quisiéramos, Crónicas de una Muerte Anunciada o "Bebé Reno" son solo algunas de esas ficciones que retratan la realidad)

Cuéntame en los comentarios. ¿Has sufrido con un libro? ¿Leer un texto ha cambiado tu estado de ánimo?

Esta publicación responde a la iniciativa que hemos propuesto en la comunidad de Humanitas, un tema para cada día del mes de Junio. ¡Visita la publicación y entérate de cómo puedes participar!
https://peakd.com/hive-186119/@eudemo/iniciativa-temas-para-cada-da-junio

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ENGLISH.

I remember that Sunday, the day before presenting a presentation for the fourth grade Spanish class. The book that corresponded to my group, by chance, was Chronicles of a Death Foretold. A book, I must say, very easy to read, interesting and addictive. However, it was the first time I witnessed a relationship that I would later understand:

Some kind of literature -> mental affectation -> physical affectation.

From that Sunday I strongly remember the words “guts” and “blood”. Also the heat narrated in the text, very similar to the heat I felt at home in Niquitao. The closer I got to the end of the book, the more I felt the sensation of wanting to vomit. I imagined myself with my “guts” in my hands and felt terrible. Maybe I also had the pressure that I had to finish that reading, even if I didn't want to, because the next day I would have the evaluation. I had a fever, stomach ache, and a terrible urge to cry, from the physical and mental discomfort.

“That book made you sick,” my mom told me.

A similar, but different feeling at the same time, I had the night before last, while reading “My Year of Rest and Relaxation” by author Ottessa Moshfegh. It is a book that vividly portrays depression, loss of meaning in life and addiction to sleeping pills. It is a book that I have taken very slowly, I have only dipped the tips of my toes and not my whole body, as I know that it can affect me emotionally if I read it in one sitting. I was taking it nice and easy, until, at some point, the protagonist begins to describe her desperate situation of wanting to sleep and not being able to. Then she mixes three drugs, mentions the two movies she watches, and then she combines two more drugs, and watches three movies and dawn comes and so she narrates how she finishes a bottle of pills. I became desperate, I felt my whole body load up with stress, especially, because I read this excerpt just before I went to sleep, in the middle of the night. I had to put the book down at once.

Can reading a text influence our mood?

In a nutshell, yes. Like any information we receive through our senses, our body receives, processes and reacts, but not for everyone it will be the same experience. The threshold of pain, the levels of empathy, the little or much sensitivity to certain subjects, characteristics such as scruples/asco will be just some of the different factors that together generate idiosyncratic responses in each individual.

Perhaps the question arises as to how not to be able to differentiate the fictional world from the real world. I think that to enjoy a book or a movie you have to believe that what is happening is for real. And, in that sense, as if it were happening to an acquaintance or someone in real life, we can be affected by what the characters are going through. Look at how another important variable comes into play here, and that is disbelief.
The truth is that, as human beings, the things we do in our daily lives go through a mental processing, and as I have mentioned in previous publications, following the Cognitive-Behavioral theory: Thoughts affect emotions, and these, in turn, affect behaviors. Reading a text, analyzing it and thinking something in reference to it, can affect us emotionally.

Another question is how do professionals who work with legal, ethical, health, forensic issues do so? This definitely gives for another publication, but indeed, certain professions require certain personality characteristics. And perhaps it is also worthwhile to differentiate between working (to be uniformed, metaphorically speaking) and enjoying a hobby (reading, watching a movie, a play). I insist, the latter, to enjoy it, requires entering an unreal world (which is not always as unreal as we would like, Chronicles of a Death Foretold or “Baby Reindeer” are just some of those fictions that portray reality).

Tell me in the comments: Have you ever suffered with a book? Has reading a text changed your mood?

This publication responds to the initiative we have proposed in the Humanitas community, a theme for each day of June. Visit the publication and find out how you can participate!
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