En esta ocasión responderé la segunda pregunta del concurso: Coleccionar objetos es un pasatiempo que muchos disfrutan, a menudo sin siquiera darse cuenta. ¿Tienes una colección, grande o pequeña, que refleje tus intereses o recuerdos? ¿Cuál es el objeto más inusual o sorprendente que has coleccionado y qué te inspiró a conservarlo?

Siendo yo una niña pequeña, ya coleccionaba objetos: Muñecas, peluches, libros, y también seres: Piedras, y sí, es que considero que las piedras son seres vivos, con una existencia quizás no tan expresiva o tangible como la nuestra, pero vivos al fin. Y creo que esa es precisamente la colección más inusual que he tenido, las piedras, y no es que todas sean preciosas o semipreciosas, para nada, eran piedras que recogía de cualquier lugar que visitaba, sólo porque me parecían hermosas o sentía una conexión con ellas, era como si me llamaran. Esta colección la perdí en mis sucesivas mudanzas; sin embargo, desde unos 20 años a la fecha, he retomado esa recolección de piedras, pero a un ritmo más lento.

Actualmente tengo varias colecciones, pero hoy hablaré de la más extensa que tengo, y esta es de TARJETAS TELEFÓNICAS, de mi país, Venezuela. Esta colección la inició mi hija, hace como 30 años, cuando ella era una niña pequeña de 6 o 7 años, y así la continuó hasta los 15 años. Luego yo la asumí, y la continué por pocos años, porque luego los teléfonos tarjeteros entraron en desuso. Actualmente la tengo conmigo y es una enorme colección de aproximadamente tres mil tarjetas telefónicas, las cuales estoy clasificando, pero esto llevará algo de tiempo.

Esta colección la valoro mucho, no sólo por el valor económico que tiene, (sé que son tarjetas valiosas), sino porque es una colección que creó mi hija, y representa su esfuerzo y disciplina. También esta colección es un reflejo de un período histórico de mi país, pues tengo tarjetas que van de principios de los 90, hasta la primera década de los 2000. Además, son objetos que en su mayoría son de gran calidad, de buen material, bellas impresiones, que muestran lo que fue mi país en ese tiempo.

Todas mis colecciones las conservo y las cuido, porque me gustan, y porque tienen un valor afectivo para mí. Aspiro que cuando yo ya no esté aquí, mis colecciones queden con mi hija y con mis nietas, y que ellas también las aprecien y cuiden, como el legado de amor que son.

En este post les he compartido una pequeña parte de esta colección. Allí pueden ver la cara anterior y la cara posterior de estas tarjetas, que son muy variadas y únicas. Son realmente hermosas.