I was invited to eat a bucket of burgers / Me invitaron a comer un balde de hamburguesas

One day, after returning home from Lanús, I told my children about a new place that had a very attractive promotion: a bucket of hamburgers containing 4 simple hamburgers and 4 cones of french fries, for a value of 14,000 Argentine pesos (10.5 $ approx.) and I offered them that when I got my salary, I would invite them to eat there.

To my surprise, my youngest son told me that he would be the one to invite that meal, and I told him that I would gladly wait for it, even knowing that he does not receive money from any other source than me, but I have never taken away the illusions or dreams of my little ones, because to cut their wings is to truncate their aspirations.

As he is in the winter break, he began to do small jobs in my workplace, and in return he was given an incentive that was saving up to complete the amount of the combo. Yesterday, he proudly told me: “Mom, today at noon, let's go get those hamburgers I offered you”.

On the way, I was talking to him about it, preparing him emotionally for a possible setback, since it could happen that the promotion was over, or that the price had changed, so we were shuffling other plans in case something not contemplated in his plan happened, although thank God, we do not need to use them, but it seems pertinent to talk to him about not getting anxious if things do not go as we want.

Very nervously he asked for the burger bucket, and as I had the money in my wallet, I passed him the bills so he could count and pay the cashier, who asked him if he wanted all the hamburgers to have onions, to which he bluntly said, “only two”, as he didn't like them.

He gave his name to identify the order, and we went to the waiting area, where we could watch the food being prepared, which we thought was great.

The service was very fast, and with the bucket in hand, we quickly returned home, as the place is only take away. Luckily, it is close to the bus stop and a bus was arriving when we got there, so we didn't have to wait and our burgers arrived hot.

When I opened the wrappers I was surprised that they were large, with a fresh and very soft bun, and the meat was of an acceptable thickness, since being a promotion, I imagined that they would be quite precarious, like the ones they put in the happy box, which seemed to be free samples or defective, but luckily, this was not the case.

The potatoes were corrugated cut, and the cones were small, but they were full of potatoes. The downside, for my taste, was the excess salt they had, but nothing that could not be solved with small touches with a paper napkin to remove some of it.

Although the original idea was to eat only one and leave one for my older son, the truth is that I could not resist the temptation to eat the two I was entitled to, although in the end I was more than full, but I felt like Pilon, Popeye's friend who was addicted to hamburgers.

While we were tasting this delicious lunch, we watched some chapters of an animated series that he likes, so the experience was not only for the taste, but it included the other senses, being both physically and emotionally satisfied by everything that this meal implied.

Un día, luego de volver a casa desde Lanús, les hablé a mis hijos sobre un local nuevo que tenía una promoción muy llamativa: un balde de hamburguesas que contenía 4 hamburguesas sencillas y 4 cucuruchos de papas fritas, por un valor de 14.000 pesos argentinos (10.5 $ aprox) y les ofrecí que cuando cobrara mi sueldo, les invitaría a comer ahí.

Para mi sorpresa, mi hijo pequeño me dijo que él sería el que invitaría esa comida, y yo le dije que gustosa esperaría por ello, aún a sabiendas de que él no recibe dinero de otra fuente que no sea yo, pero nunca les he quitado las ilusiones ni los sueños a mis pequeños, pues cortarle las alas es truncarle sus aspiraciones.

Como está en el receso por invierno, empezó a hacer pequeños oficios en mi lugar de trabajo, y a cambio le daban un incentivo que fue ahorrando hasta completar el monto del combo. Ayer fue, cuando muy orgulloso, me dijo: "mamá, hoy al mediodía, vamos por esas hamburguesas que te ofrecí".

En el camino, le iba hablando al respecto, preparándolo emocionalmente ante un posible revés, ya que podía pasar que se hubiese terminado la promoción, o que haya cambiado de precio, así que fuimos barajando otros planes en caso de que sucediera algo no contemplado en su plan, aunque gracias a Dios, no necesitamos usarlos, pero me parece pertinente hablarle sobre no angustiarse si las cosas no salen como queremos.

Muy nervioso pidió el balde burguer, y como yo le llevaba el dinero en mi cartera, le pasé los billetes para que contara y pagara a la cajera, quien le comentó si quería que todas las hamburguesas tuvieran cebollas, a lo que tajante dijo, "solo dos", pues a él no le gustan.

Dio su nombre para identificar la orden, y pasamos al área de espera, donde pudimos ver cómo preparaban la comida, lo cual nos pareció genial.

El servicio fue muy rápido, y con el balde en mano, nos devolvimos rápidamente a casa, ya que el local es solo take away (para llevar). Por suerte, queda cerca de la parada de colectivos y estaba arribando uno al momento de llegar ahí, por lo que no tuvimos que esperar y nuestras hamburguesas llegaron calientes aún.

Al abrir los envoltorios me sorprendió que fueran grandes, con un pan fresco y muy suave, y la carne era de un grosor aceptable, ya que al ser promoción, me imaginaba que serían bastante precarias, al estilo de las que colocan en la cajita feliz, que parecieran ser muestras gratis o defectuosas, pero por suerte, este no fue el caso.

Las papas eran de corte corrugado, y los cucuruchos si eran pequeños, pero estaban repletos de papas. Lo malo, para mi gusto, fue el exceso de sal que tenían, pero nada que no pudiera resolverse con pequeños toques con una servilleta de papel para retirarle un poco.

Aunque la idea original era comerme solo una y dejarle una a mi hijo mayor, la verdad es que no aguanté la tentación de comerme las dos que me correspondían, aunque al final quedé de más de llena, pero me sentí como Pilón, el amigo de Popeye que era adicto a las hamburguesas.

Mientras degustábamos este rico almuerzo, vimos algunos capítulos de una serie animada que a él le gusta, por lo que la experiencia fue no solo para el gusto, sino que incluyó a los demás sentidos, quedando ambos satisfechos física y emocionalmente por todo lo que implicó esta comida.

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Las imágenes en las que aparece mi hijo fueron modificadas para preservar su identidad, con autorización de él, quien eligió los emojis. Igualmente no pueden ni deben ser usadas sin mi autorización.
The images in which my son appears were modified to preserve his identity, with his authorization, who chose the emojis. They cannot and should not be used without my authorization.

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Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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