¡Saludos, mi gente bonita de esta comunidad! Espero que se encuentren muy bien, con salud y bienestar.

Hoy me sumo con entusiasmo a la Iniciativa Arte y bienestar, una hermosa propuesta impulsada por la comunidad de @holoslotus en colaboración con @hivearte. Aprovecho la ocasión para invitar a las queridas amigas @karen.art y a @kattycrochet para que nos cuenten su experiencia.

En esta oportunidad, responderé la primera pregunta que nos han sugerido para guiar la creación de nuestras participaciones:

• ¿Crees que el arte puede impactar en tu bienestar mental y emocional? ¿De qué forma?

Definitivamente, creo que sí. El arte tiene un impacto profundo y transformador en mi bienestar mental y emocional. Para mí, el arte ha sido, por mucho tiempo, más que hacer una actividad creativa. Ha sido un refugio que me sostiene en los momentos difíciles, una vía poderosa para expresar lo que a veces no encuentro palabras para decir, una terapia sanadora, un bálsamo para mi alma y un espacio seguro donde puedo ser auténticamente yo. A través del arte he podido reconectar conmigo misma, canalizar mis emociones, y encontrar momentos de calma, incluso en medio del caos.

Muchas veces he compartido en mi blog que cuando me siento abrumada por el ritmo de la vida o por emociones difíciles de procesar, crear con mis manos me permite canalizar todo eso. El acto de concentrarme en una actividad creativa me ancla al presente, ya sea tejiendo, bordando, pintando o simplemente dibujando en un papel. Esto me ayuda a calmar la mente, a respirar más lento y a reencontrarme con ese lugar dentro de mí donde habita la paz. El arte me invita a estar aquí y ahora, y eso, para mí, es simplemente terapéutico.

También, el arte me ayuda a expresar lo que a veces no sé cómo decir con palabras. Hay emociones que son difíciles de entender o explicar, pero cuando las pongo en una creación, con colores, texturas o formas, siento que se aligeran. Es como si, al sacarlas de adentro y verlas ahí afuera, ya no dolieran tanto. Puedo mirarlas de otra forma, con más calma, con más cariño. Todo parece más liviano, más amable.

A todo esto, le sumo el gozo que genera crear algo bonito y único. El orgullo que se siente al terminar una pieza, el cariño con el que se toca una creación hecha por uno mismo, y la emoción al compartir algo hecho con amor, eleva el ánimo y reconecta con la autoestima y el valor personal. El arte me ha enseñado a tener paciencia, a aceptar los errores y verlos como parte del proceso y a valorar cada pequeño avance, a valorar cada paso que doy.

Por todo lo anterior, confirmo que el arte sí puede impactar el bienestar mental y emocional, y, además, tiene el poder de transformarlo. En lo personal, ha sido una herramienta de sanación, un camino de autoconocimiento y una forma constante de reconectarme con la belleza, la creatividad y la fuerza que habitan en mí y me permiten seguir adelante, incluso en los días más difíciles, de esos que llegan sin avisar y sin pedir permiso, cuando todo parece más pesado y cuesta encontrar luz.

¡Bendecido presente para todos!