A night of infinite pride shared with family(EN-ES)

Saludos para todos. Espero que se multipliquen las bendiciones de salud y bienestar en sus vidas y que pasen el mejor fin de semana posible, mis queridos amigos.

Ayer viví un momento que quedará grabado para siempre en mi corazón: la graduación de postgrado de mi hija. No tengo palabras suficientes para describir la emoción, el orgullo y la profunda satisfacción que sentí al verla culminar con tanto éxito esta etapa de su vida. Ella, con su esfuerzo, disciplina y talento, fue reconocida con el honor de dar el discurso de grado. ¡Fue un regalo tan grande escucharla! Sus palabras fueron inteligentes, emotivas e inspiradoras.

Mientras la escuchaba, mi corazón latía fuerte. Era como ver en ella reflejada la cosecha de años de dedicación, de amor por el conocimiento y de valentía para abrirse camino. Me conmovió hasta las lágrimas pensar en cuánto ha crecido y en la mujer maravillosa que es hoy.

Aunque no estábamos todos físicamente reunidos, la tecnología nos regaló la oportunidad de compartir esa noche en familia, cada uno desde su lugar, unidos a través de las pantallas en la transmisión en vivo que hizo la universidad. Y, aun así, la distancia se disipó porque el amor viajó y se sintió cercano, cálido y real. Brindamos, reímos, nos emocionamos, y todo giraba alrededor de ella, nuestra protagonista, que nos hizo vibrar con su logro.

Me quedo con la imagen de su sonrisa iluminando la ceremonia y con la certeza de que este es solo el comienzo de muchos más éxitos que le esperan. Como madre, no hay mayor alegría que ver a un hijo cumplir sus sueños, y ayer confirmé, una vez más, que cada esfuerzo, cada reto y cada lágrima valieron la pena. Fue, sin duda, una noche de orgullo infinito y de gratitud al cielo.